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Torre Pacheco.. suena la alarma de la responsabilidad periodística en la narrativa migratoria

Dra. Houria Boutayeb

25 años después, los ecos de El Ejido vuelven a resonar en Torre Pacheco. Las mismas imágenes de racismo, xenofobia y discriminación vuelven a dominar los titulares de prensa; y, como siempre, los periodistas son los primeros en llegar y en informar. Pero, ¿qué narrativa están dando y vendiendo al lector, al oyente y al espectador sobre el inmigrante? ¿Están cubriendo el fenómeno migratorio de una manera que realmente informa sin clichés ni prejuicios? Y ¿qué tipo de noticias se publican sobre este colectivo? La pregunta no atañe únicamente a estos acontecimientos ocurridos actualmente en Torre Pacheco, sino a centenares de episodios transcurridos en diferentes zonas del país, incidentes que, aunque aislados, están unidos por el mismo hilo conductor: el inmigrante.

La cobertura mediática de la inmigración tiende, a menudo, a enfocarse en lo negativo, lo conflictivo y lo problemático. Cuando se habla de los inmigrantes marroquíes afincados en España, con demasiada frecuencia se les tacha de todo tipo de atrocidades; son presentados como «irregulares», «invasores», «amenazas» o, en el mejor de los casos, como «víctimas» pasivas.

Lamentablemente, muchos periodistas españoles priorizan las imágenes de llegadas en patera, los problemas de convivencia y las historias trágicas del inmigrante. Estos incidentes reflejan una parte de la realidad que, desgraciadamente, llega distorsionada en la mayoría de los casos a los españoles. A veces, debido a la inmediatez y la prisa, la noticia se publica sin la debida investigación ni verificación de su veracidad.

Una cobertura unilateral que criminaliza al inmigrante, relacionándolo con la delincuencia, la pobreza y la falta de integración, tiene consecuencias devastadoras a largo plazo. Lo que ocurrió en El Ejido en el año 2000 hizo sonar la alarma sobre el papel clave del periodismo para establecer puentes de comunicación y comprensión, arrojando luz sobre lo que nos une más que sobre lo que nos separa. El periodismo debería presentar al inmigrante como un brazo más que viene de lejos para trabajar codo con codo con los demás.

Sin embargo, lo que la prensa ha hecho durante décadas es deshumanizarlo, alimentando prejuicios y sembrando el miedo y la desconfianza entre la población, lo que, a su vez, amamantó inconscientemente las semillas de la polarización que la propia prensa había plantado.

¿Es justo ignorar las múltiples contribuciones de los migrantes a la economía, la cultura, la diversidad social y la riqueza de los países de acogida? Definitivamente no. No podemos cegarnos ante el discurso político xenófobo que algunos países procuran comercializar y promover.

Es hora de reequilibrar la balanza y cambiar la narrativa migratoria. El inmigrante no es una cifra; es un ser humano con sueños, proyectos y una historia que, por sencilla que sea, merece ser contada.

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