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Terremoto en Marruecos, y la mezcla de churras con merinas

Abdelhamid Beyuki

En este artículo de opinión no pretendo relatar sobre lo ocurrido en el devastador terremoto que azotó Marruecos la noche del viernes 9 de septiembre del año en curso, tampoco pretendo analizar los efectos y la magnitud destructiva del  mismo. Ocho días después ya se saben todos los detalles de esta tragedia que ha sufrido el pueblo Marroquí con una serenidad sin precedentes, y mucha dignidad.

Lo que pretendo hoy es reflexionar sobre la heroica reacción del pueblo marroquí y la solidaridad internacional, y especialmente la española.

La reacción solidaria de los marroquíes ha sorprendido gratamente el mundo; la prensa internacional  recogió con halagos la inmediata y voluntaria campaña de los ciudadanos marroquíes en todo Marruecos recaudando todo tipo de necesidades, comida, agua , mantas y tiendas de campaña; y en cuestión de horas empezaron a llegar centenares de camiones repletos de productos a las zonas afectadas por el terremoto, otros autóctonos trabajaban a destajo para abrir caminos destruidos por el terremoto para facilitar la llegada de las ayudas. La reacción de los ciudadanos marroquíes sorprendió las propias autoridades marroquíes, y sus ayudas precedieron las oficiales. 

La heroica reacción del pueblo marroquí en solidaridad con las zonas afectadas ha sido acompañada por una disposición incondicional de la comunidad internacional para ayudar en las tareas urgentes de rescate, desde el envío de equipos de profesionales , unidades militares hasta los productos de primera necesidad para paliar los sufrimientos en semejante ocasión.

La reacción de España fue inmediata; pronto como han podido llegaron los equipos de la ONG “Bomberos sin fronteras” y otros con todo el material necesario, y con perros adiestrados para el rescate de supervivientes. 

Los medios de comunicación españoles se solidarizaron por unanimidad con Marruecos y los afectados directos de este devastador terremoto, igual que los poderes del Estado Español, desde el gobierno, las CCAA hasta los ayuntamientos, y los marroquíes se mostraron muy agradecidos y ilusionados por la solidaridad generosa de España.

No faltaron algunos fallos y ciertas conductas negativas que no pasaron de ser anecdóticas, pero en general se confirma que Marruecos de hoy no es el de ayer, y esto gracias a sus propios ciudadanos. A mi juicio, España y los españoles han recuperado lo más valioso que pueden ofrecer a los hermanos de la orilla sur del Mediterráneo, la reacción española es una auténtica muestra de unas relaciones fructíferas, beneficiosas y solidarias entre  dos países condenados a convivir y construir juntos un futuro común. 

En este magnífico escenario, no faltaron actitudes dignas de denuncia y rechazo, actitudes inmaduras basadas en la mentira y la manipulación. A los dos días de la tragedia algunas voces en algunos medios de comunicación, algunos periodistas y tertulianos pretendían “aterrizar el avión donde sea, aunque en el más pequeño jardín”(un dicho árabe) algo parecido en español a “mezclar churras con merinas”. 

Con toda desfachatez algunos querían utilizar la tragedia para atacar la monarquía marroquí; y no sin mentiras, como la supuesta ausencia prolongada del monarca marroquí y su “falta de preocupación por la tragedia de su pueblo”, algunos incluso confirmaban su negativa a volver desde Francia  donde se encontraba, otros acusaban al gobierno marroquí de no aceptar  la ayuda internacional para no mostrar al mundo su debilidad, el colmo es que algunos intentaban relacionar la tragedia con el conflicto del Sahara, otros hablaban de la dictadura y la monarquía en Marruecos y acusarla de utilizar la tragedia para blanquear una supuesta opresión del pueblo marroquí, y un largo etcétera de batería barata contra lo que llaman “el régimen dictatorial de Marruecos”. 

Lo triste es que estos mensajes se basan descaradamente en la mentira, el rey de Marruecos se incorporó inmediatamente a Rabat, presidió un consejo de ministros extraordinario, el gobierno marroquí tomó medidas urgentes para afrontar la situación, unidades del ejército marroquí  y de las fuerzas del orden, y todos los estamentos del estado se implicaron inmediatamente en las tareas de ayuda y rescate, y coordinaron la extraordinaria reacción solidaria del pueblo marroquí.

Marruecos como un país soberano que es, autorizó y coordinó las ayudas ofrecidas por otros países, empezando por España, y en la medida que permite al estado marroquí controlarla y ordenarla dentro de su territorio.

Visto lo visto, me gustaría precisar lo siguiente:

No es mi intención ni mi deseo defender el gobierno marroquí, la monarquía marroquí  tampoco necesita quien la defienda, de hecho lo que más le puede preocupar al rey de Marruecos es su relación con el pueblo marroquí, y está más que demostrado que actualmente es la institución más querida y respetada por los marroquíes.

Los marroquíes no necesitan quien les defienda, ni quien les enseñe como luchar por la libertad. Lo que hoy consideramos como democracia en Marruecos, es fruto de décadas de lucha del pueblo marroquí, desde la independencia de Marruecos hasta hoy, y muchos marroquíes pagaron muy cara esta lucha, tampoco somos ingenuos para pensar que nuestra democracia es la equivalente a la sueca, pero tampoco se asemeja en mala calidad a muchas democracias formales en algunos países de América latina o en África.

Los marroquíes también son conscientes que tienen que mejorar la calidad de su democracia, pero tampoco consideran la que hay  un regalo de Dios.

No cabe duda que hay una minoría anti marroquí en España, aunque se esconde en la supuesta oposición a “la dictadura Marroquí que oprime a los ciudadanos marroquíes”. Sin generalizar ni estigmatizar, invitaría a muchos de esta minoría a reflexionar, contrastar información, y escuchar a la opinión de la mayoría de los marroquíes sean del color político que sea,  y dejar de mirar a los marroquíes por encima del hombro, ni pretender darles lecciones en como luchar por la libertad y la Democracia. 

Por higiene democrático y muestra de humildad y transparencia , algunos  medios de comunicación españoles y los programas de debate deben mejorar su calidad ética y profesional , e invitar entre sus tertulianos a marroquíes  para enriquecer el debate sobre lo común entre España con Marruecos. De algo debe servir la presencia de casi  un millón de marroquíes residentes en España, y justo cuando ambos países con Portugal, se presentan juntos para organizar el mundial del fútbol del 2030. 

Viendo la extraordinaria y sincera solidaridad de los españoles en el devastador  terremoto de Marruecos , estoy seguro que  el efecto de la minoría anti marroquí seguirá disminuyendo a favor de la magnífica y próspera relación entre los dos pueblos.

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