Con los resultados finales de las elecciones generales en España del pasado domingo 23 de julio, incluidos de los españoles residentes en el extranjero(CERA), estamos sin duda ante una clara victoria del PP, tanto en votos(32.9% ) como en escaños( 137 escaños) 48 escaños más que los obtenidos en 2019.
El PSOE se perfila como segundo partido después del PP, y contra todo pronóstico consigue recuperar casi un millón de votos, y obtener 1 escaño más que los obtenidos en 2019 (121 escaños), y con 16 escaños menos que el PP, se perfila en cambio en la única fuerza política capaz de aglutinar una mayoría de gobierno.
Estos resultados plantean claramente un PP ganador, pero hacen imposible un gobierno del partido conservador junto con el partido ultraderechista VOX, con quien los populares no suman una mayoría suficiente para formar gobierno, y necesitan los votos de los partidos nacionalistas de Cataluña y el país vasco, un escenario imposible por tener como aliado al ultraderechista vox, y otras razones que más tarde intentaremos explicar.
Un panorama político complicado para la derecha española, y difícil para el partido socialista y su socio coalición SUMAR. Pero volvamos al PP y su actual líder Alberto Núñez Feijoo, este último ha recuperado más de 2.300.000 votos, pero los escaños obtenidos no cumplen para nada sus expectativas, ni se aproximan a esa mayoría que el propio Feijoo reclamó en campaña electoral para gobernar sin cargas, o sea solo y sin necesitar los votos de vox. Es claro que el PP tampoco ha logrado otro de los objetivos que se planteó para estas elecciones, superar en votos y escaños los votos y escaños conseguidos por el PSOE y SUMAR juntos.
En cambio el PSOE ha mejorado los resultados en votos y escaños respecto a las elecciones del 2019, pero no ha conseguido ser la fuerza política más votada, aunque la distancia que le separa del PP, apenas un 1%, y por lo visto no es nada relevante.
El PSOE, y pese a tener menos escaños que el PP, si puede formar gobierno de coalición con SUMAR con los votos de Esquerra republicana , Bildu y PNV y negociar la abstención de junts per Cataluña que lidera el ex presidente de Cataluña fugado y autoexiliado en Bruselas.
Aunque este escenario queda tocado desde el viernes 28 de julio cuando los votos de los residentes en el exterior dieron un escaño más al PP por Madrid y restaron uno al PSOE, sigue siendo este último la única opción viable de un gobierno de mayoría progresista presidido por Pedro Sánchez , una viabilidad que queda exclusivamente en manos de los independistas más radicales del partido de Puigdemont, ya no basta una abstención de sus 7 diputados para sacar adelante la investidura de Pedro Sánchez, sino votar a favor, o al menos el voto favorable de 2 de sus diputados en una segunda vuelta de votación, porque ahora el bloque de las derechas empata a 171 diputados con el bloque progresista.
Es verdad que la llave del próximo gobierno Español está en manos de los independistas más radicales liderados por Puigdemont, pero también es una encrucijada para el independentismo. Si Puigdemont insiste en su posición inicial de cambiar sus votos por la amnistía y el referéndum de autodeterminación, acabará provocando su propia derrota y la del independentismo, y forzara así la repetición de las elecciones perdiendo la llave que hoy tiene, en cambio si Puigdemont la utiliza para facilitar la investidura de Pedro Sánchez sin recibir a cambio lo que nadie puede darle en España – referéndum y amnistía – podrá seguir utilizando su poderosa llave durante toda la legislatura y sacar réditos de las votaciones que el gobierno necesite en un parlamento fragmentado. Es precisamente lo que hoy muchos lideres independistas próximos al partido de Puigdemont empiezan a manifestar públicamente, entre otros el ex presidente de la Generalitat Catalana Artur Mas.
A mi modesto juicio, es lo más probable que suceda después de arduas negociaciones dirigidas a calmar y moldear las bases independistas. Puigdemont optará sin duda por negociar, y se adaptará a la realidad social y política que en Cataluña hoy poco tiene que ver con el trauma de ayer, y la extensa declaración que publicó el sábado 27 de julio en su cuenta de Twitter una prueba de ello.
A modo de reflexionar:
“Estos resultados vienen a reflejar la complejidad territorial de España que tanto el PP actual como Vox tienen dificultades para interiorizar” precisa la editorial del País del domingo 30 de julio de 2023. En cambio la colaboración democrática y constitucional con la España política y diversa ha favorecido al PSOE que ha cosechado casi un millón de votos adicionales en estas elecciones.
La noción de una España plural y diversa territorialmente que le permitió a José María Aznar gobernar con los votos de Convergencia I unió de Jordi Pujol en 1996 haciendo importantes concesiones, quedó atrás cuando el PP consiguió mayoría absoluta en el año 2000.
A partir de la primera mayoría absoluta del PP en las elecciones del 2000, este último enarboló el célebre eslogan de “ España se rompe”, un eslogan que vox rentabilizó en clave involucionista y regresiva abriendo paso a la bronca y la confrontación entre dos bloques en clave de choque entre dos Españas, que supuestamente parecía superado con la transición democrática, la constitución de 1978 y los 40 años de ejercicio democrático.
Me gustaría pensar que estos resultados reflejan el rechazo de los españoles de este envenenamiento de una convivencia conseguida a pulso, así como evitar arrastrar los españoles a las visiones extremistas que pueden condicionar el futuro de España, y su papel europeo, regional e internacional.